“¡Más rápido que una bala! ¡Más poderoso que una locomotora! ¡Capaz de pasar edificios en un solo salto! ¡Arriba en el cielo! ¡Es un ave! ¡Es un avión! No, ¡Es Superman!"
Este era el comienzo de la que creo fue la serie más emblemática acerca del personaje de Superman* (fans de Smallville, no la toméis conmigo). Y desde entonces, las sagas de súper-héroes han cautivado a millones alrededor de todo el mundo. Los héroes han estado y siguen estado de moda en la televisión y el cine. El mundo editorial de los comics no existiría sin ellos. Y hoy son parte ya de nuestra cultura popular.
Sin embargo, aún cuando los héroes son parte de nuestro acervo cultural, estos no son los mismo de hace años. Vemos como se han llevado a la pantalla grande trabajos como Watchmen o El Caballero Oscuro, que muestran héroes no tan héroes, con problemas internos, actitudes no muy loables, culpas o incluso motivaciones no tan altruistas. Y es que los estudios cinematográficos saben que los héroes perfectos ya no venden, y por ello cada vez cuesta más ver en cartelera a este tipo de personajes.
Pues, esto que vemos en el mundo de los héroes, es un reflejo de nuestra sociedad, en la cual los héroes perfectos ya no son tan relevantes como se cree. Incluso en nuestras nuestras iglesias/grupos/comunidades, vemos como a los jóvenes ya no le es relevante este tipo de liderazgo. Y es que en el fondo, todos sabemos que detrás de la imagen de hombre de acero, siempre hay algún tipo de kriptonita que nos debilita.
Por ello, si este es tu planteamiento de liderazgo juvenil: el del héroe que todo lo sabe, que todo lo hace, que todo lo ve y al que todos deben seguir; déjame decirte que puede que no estés modelando el ministerio de Jesús.
Y es que Jesús, en quien reside toda la divinidad, caminó en este mundo como un ser humano igual a tí y a mí. Dios mismo se hizo hombre, se hizo ser humano, dejando todos sus privilegios a un lado para empatizar con nosotros, para mostrarnos el camino. Y no sólo Jesús fue humano, sino que vino a servir y no a ser servido. Humano y siervo. Carne y entrega. Sangre y servicio.
Nuestra impronta actual nos llama a modelar a Jesús de manera radical, a mostrar en nuestra labor y en nuestras vidas los valores que el mismo Jesús tenía: Humano y siervo.
Ni tú ni yo somos perfectos, y creo que ningún miembro de nuestros grupo espera que lo seamos, tan sólo que seamos coherentes con nuestra espiritualidad y con el llamado de seguir a Jesús.
Muévete de paradigma, vive la metáfora, deja de ser héroe y sé humano, y no sólo humano, sino siervo también. Recuerda que no estás solo, únete a otros en la “Liga de la Justicia*” del reino que viven como anti-héroes, amando, acompañando, potenciando, dando a otros de manera sacrificial. Te invito a formar parte de ella.
A luchar por la justicia!!!!*
Hasta una próxima entrega,
Yván
* Las Aventura de Superman 1951-1958.
* Liga de la Justicia. DC Comics.
* Frase célebre de la Liga de Justicia.
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