Difícil decirlo pero ¿Por qué nos acomodamos a vivir
sin la Biblia y usar los mismo versículos de toda la vida? ¿Por qué
limitarnos a encontrar una cita random en un app de Facebook o Twitter
cuando Dios en Su Palabra tiene un encuentro único para vos? No limites a
Dios a Filipenses 4:13, Jeremías 29:11 y todos esos versículos famosos,
algunos sacados de contexto y hasta parecen ser más un disfraz para
validar tus deseos y caprichos y oponerte a la voluntad de Dios. No
estoy diciendo que estos versículos no tengan poder… porque toda la
Palabra de Dios es viva y eficaz para llevarnos a la madurez espiritual.
Lo que ataco es ese acomodamiento que nos está haciendo perder la
perspectiva de una vida como ciudadanos del Reino de Dios,
representantes de su Mensaje y reflejos de Su gloria. Dios espera por
aquellos que anhelen la revelación de Su Mensaje y profundizar en él.
No
hago esto con tinte de orgullo y super-espiritualidad. Lo hago como un
hombre imperfecto que fue salvo al reconocer a Jesús en un domingo de
noviembre del 98 pero que durante tanto tiempo no encontraba el sustento
correcto para su alma y afirmar dicha salvación, hasta que me
comprometí a realmente leer la Biblia con el objetivo para lo que fue
hecha, para mostrarme que Dios ha invertido su eternidad en rescatarme
de una vida acomodada en mi orgullo y superficialidad y darme a conocer
que todo comienza en Su Amor, para conocer que Su gracia actúa en mi
imperfección y cada día puedo crecer en conocerlo a Él y llegar a ser un
verdadero discípulo de Jesús.
En un mundo que
avanza más rápido de cómo lo hacía años atrás, desesperamos por
soluciones instantáneas y la vida cristiana no es la excepción. Todos
queremos crecer, alcanzar la plenitud y paz en cada día. Pero esa
comodidad nos impide ver el propósito de las disciplinas de Dios para
alcanzar el fruto para el que fuimos llamados. No queremos invertir
tiempo en el estudio de la Biblia, en la vida devocional, de oración, de
servicio y de dominio propio porque implica tiempo, esfuerzo y
renunciar a tu egocentrismo. En vez de ello somos consumidores del
próximo evento que te garantiza la unción perpetua, del siguiente libro
que te ofrece las 5 claves infalibles para el éxito o esperas para ir a
uno de los retiros espirituales que organiza tu congregación para
recargar baterías. Todo esto que menciono yo lo apoyo: yo he asistido a
estos eventos, participo de retiros espirituales y me encanta leer; sin
embargo, en mi propia experiencia he conocido que todo esto no tendrá el
potencial que tiene si limitas tu relación con Dios a únicamente
eventos, puntos distantes en tu vivir. Necesitas comunión real con Dios,
día a día, segundo a segundo, respiro tras respiro. No estoy diciendo
que te conviertas en un monje de catacumba para lograr esto. Si tienes
la disposición de renovar tu corazón en un encuentro diario y constante
con Dios, regresa al origen… a Su Palabra, regresa a tu amor por El
Mensaje de Dios: La Biblia.
Sueño con formar
parte de una generación que tenga Salmistas como David, profetas como
Isaías, hombres íntegros como Daniel, mujeres valientes como Ester;
humildes como María y revolucionarios como Juan el Bautista. Sueño con
formar parte de una generación de escritores que cambien ciudades con lo
que escriben y predican como Pablo, hombres y mujeres que aceptaron su
vulnerabilidad y sus errores y aceptaron ser renovados a su verdadera
identidad como Pedro. Sueño con vivir en una generación que tenga una
visión más allá del típico “sueño americano” como Abraham. Sueño con una
generación de hombres y mujeres que a pesar de sus temores y sus
dilemas con Dios tengan la valentía de dar un paso adelante e ir tras la
restauración de su sociedad como lo hicieron Jeremías, Nehemías y Josué
Todos ellos inspirados al escuchar Su Voz.
La
historia de los hijos de Dios aún no termina de ser contada, y sueño con
que mi generación figure en muchas de las siguientes páginas de la
misma manera que lo han hecho tantos hombres y mujeres, comunes y
corrientes que encontraron una vida extraordinaria cuando hicieron a un
lado el ruido del mundo y sus afanes y se tomaron el tiempo para atender
la voz de Dios.
Comienza hoy.
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Articulo original de nuestro amigo Salva Marroquín - Compartido bajo su consentimiento - Lee su blog Libro67
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