25 de marzo de 2011

Devocional - Juan 5. Juan el Buatista y los primeros discípulos - Parte 2




29 Al día siguiente, al ver que Jesús se acercaba, Juan le dijo a toda la gente: "¡Aquí viene el Cordero de Dios! Por medio de él, Dios les perdonará a ustedes todos sus pecados.30 De él hablaba cuando dije: "Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existe desde antes que yo naciera".31 Yo no sabía quién era, pero Dios me mandó a bautizar con agua para que todos puedan conocerlo.

32 "Yo vi cuando el Espíritu de Dios bajó del cielo en forma de paloma y se colocó sobre él.33 No sabía quién era él, pero Dios me dijo: "Conocerás al que bautiza con el Espíritu Santo cuando veas que mi Espíritu baja y se coloca sobre él".34 Ahora lo he visto, y les aseguro que él es el Hijo de Dios".



Este cuadro del gran pintor español Zurbarán muestra lo que en la iconografía religiosa es conocido como el cordero místico. Juan se encuentra con su primo Jesús y dice dos cosas importantes acerca de Él. Afirma que es el hijo de Dios, o su elegido, según otros manuscristos. En segundo lugar declara que es el cordero de Dios que quitará el pecado del mundo.


Es un segundo símbolo para identificar a Jesús que se une al previamente usado de la luz del mundo y que precede a otros que se irán usando a lo largo del evangelio. Hace referencia a la tradición religiosa de Israel donde Dios estableció un sistema de sacrificios para perdonar el pecado. Cuando una persona pecaba iba ante el sacerdote y llevaba un cordero. Este, inocente y sin culpa, era sacrificado y moría para que el pecado de la persona pudiera ser perdonado y ella ser declarada justa. Juan, de forma intencional, usa este símbolo para identificar a Jesús como la solución definitiva, no temporal, del problema del pecado que nos separa de Dios.

Este pasaje me reta a vivir de forma diferente. La posibilidad de conocer a Jesús, de convertirme en un seguidor suyo, de tener paz con Dios, ha sido ganada a gran precio, un inocente ha tenido que pagar para que yo pueda estar reconciliado con Dios. Quiero y puedo vivir de forma diferente, agradándole y viviendo día tras día como un agente de restauración en este mundo roto.

Un principio

La muerte de Jesús por mí ha de llevarme a vivir de forma diferente.
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Tomado del Blog de Felix Ortíz con su autorización.

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