Aquí les dejo el artículo:
MÉXICO
Ciudad de México, lunes, 4 de octubre de 2010 (ALC) - Una encuesta titulada Jóvenes sin Iglesia en Ciudad de México, concluye que el 62 por ciento de ese sector capitalino afirma no practicar el catolicismo o alguna otra religión, aunque creen en Dios y no en los jerarcas de las iglesias.
La investigación, realizada por la agencia de análisis católica Adoremuslabs, se basó en sondeos realizados en las casi 900 parroquias que cohabitan aquí, aunque de ellas se dice que solo un tercio posee grupo juveniles con un promedio de asistencia de unos 15 entre muchachos y muchachas.
Ello arroja, como esencial resultado, que las iglesias católicas se están quedando sin jóvenes, de modo particular esta arquidiócesis, cuando un tercio de la población está comprendida entre los 18 y 35 años, lo cual equivale a casi tres millones de personas en el DF, distrito que supera los 14 millones de ciudadanos.
De los jóvenes que no practican el catolicismo, un 30 por ciento procede de colegios o universidades católicas; un 60 asistía a misa, pero alrededor de los 22 años como promedio, dejó de hacerlo. Y solo el 10 por ciento de los que no practican la fe consideran al catolicismo como la Iglesia Universal.
Adoremuslabs utilizó, para el estudio, una población etaria de mil 84 jóvenes comprendidos entre los 18 y 29 años que no concurren a ningún grupo o comunidad religiosa. Un 43 afirmó que tenía cierta espiritualidad y otro 31, que era tanto espiritual como religioso aunque no asistían, de manera regular, a ninguna parroquia.
La encuesta arroja, también, que el 40 no se identifica con la religión católica, un 16 dice pertenecer a algún club u organización que trae los mismos beneficios que asistir a una congregación y el 9 por ciento se considera ateo, humanista o realista, según las respuestas.
Finalmente, se dice que cuatro de cada cinco encuestados consideran, no obstante, que existe un ser superior y tres de cada cuatro proclaman la existencia de Dios presente en sus existencias humanas a través de experiencias personales.
FUENTE: Periódico El Economista
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