15 de noviembre de 2010

Pensamientos de la Biblia - Devocional

Si durante esta semana necesitas un devocional práctico para tus tiempos de quietud con el Señor, Paralideres te comparte los Pensamientos de la Biblia de Felix Ortiz.


Salmo 83 - Silencio y más silencio


¡Señor, no te estés callado,
no estés mudo e inactivo, oh Dios!


Tres partes pueden identificarse en este salmo. La primera y simple es un grito hacia Dios a causa de lo que es percibido como su silencio e inactividad. La segunda, es una descripción de todos los enemigos que, ante el silencio y falta de respuesta del Señor, se han coligado contra su pueblo. La tercera y última, es una petición simple y llana de que Dios acabe con todos ellos.

Este salmo repite un tema común a muchos otros salmos, la aparente inactividad del Señor ante el sufrimiento del mundo y cómo los malvados toman ventaja de ello para imponen más y más su voluntad.

La verdad es que las palabras del salmo me golpean y desafían porque si cambio la palabra Dios, por mi nombre, suena mi duro y responsable, ¡Félix, no te estés callado, no estés mudo e inactivo! No pretendo, ni mucho menos, equipararme con Dios ¡Nada más lejos de mi intención! solo trato de poner de manifiesto el hecho incontestable de que soy representante, como cualquier otro creyente, de Dios en este mundo y que, en muchas ocasiones, el silencio de Dios es únicamente mi silencio ante un mundo roto.

Todos, yo el primero, hemos experimentado el dolor por sentir que Dios era inactivo y silencioso ante nuestro dolor y sufrimiento. Sin embargo, aveces, ni siquiera nos hemos dado cuenta del dolor y abandono que otros experimentan ante nuestro silencio e inactividad. ¡Que pena que mi dolor no me haya hecho ser más sensible al dolor de otros!

Un principio

El silencio de Dios es simplemente mi silencio ante el dolor y la necesidad.

Una oración

Por los centenares de miles de niños víctimas de explotación sexual en el mundo.



Otros devocionales para la semana
Salmo 82 - Sin sentido
Salmo 81 - Escuchar otras voces
Salmo 80 - Oraciones sospechosas
Salmo 79 - Qué hacer con el pecado
Salmo 78 - Que lo sepa la generación venidera

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